Es un hecho que en España uno de cada cuatro niños fracasa es sus estudios. Podemos hablar de fracaso escolar cuando el alumno no consigue los objetivos propuestos para su nivel y edad y existe un desaprovechamiento real de sus recursos intelectuales. Esto suele tener como consecuencia una actitud negativa ante el aprendizaje. Muchas son las causas que pueden originar un fracaso escolar. Las más reseñables son los trastornos de aprendizaje y los trastornos emocionales. Las cifras varían según los diferentes estudios, pero se puede decir que sólo un 2% de los fracasos se debe a factores intelectuales, mientras que alrededor de un 29% está originado por trastornos de aprendizaje, entre los que destaca la dislexia. La misma proporción se debe a factores emocionales de todo tipo, y un preocupante 10% lo ocupa el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), según publica la revista consumer.
Las formas de intentar solucionarlo van, desde la medicación para el TDAH, pasando por clases extraescolares, diversificación curricular, repetir curso... hasta el abandono y la desmotivación por parte del alumnado.
Podemos obtener diferentes posibles soluciones según vengan de parte de los profesores, de los psicólogos y pedagogos, logopedas y demás especialistas, todas ellas muy válidas pero incompletas porque trabajan las causas y no el origen del problema.
En Avanza asesores de estimulación nos dirigimos al origen del problema, es decir, al cerebro, ya que está constatado que en la mayoría de los casos los niños presentan una mínima disfunción debido a que el sistema nervioso no se ha desarrollado planamente. Una disfunción ligera pero suficiente para que dificulte el procesamiento de la información, de ahí la lentitud en sus respuestas y gran esfuerzo para comprender el mundo que les rodea. No es que se hagan vagos, si no que cuando atender al entorno educativo te supone tal esfuerzo lo lógico es desconectar para descansar, no es que no quieran, es que no pueden.
Lo que nos rodea llega al cerebro a través de los sentidos y si algo falla, por mínimo que sea, la información tarda más en procesarse o llega distorsionada. En el caso de la vista, por ejemplo, la función visual cerebral requiere de la adaptación pupilar y de una correcta actividad nerviosa de los músculos oculares y si algo de esto falla el cerebro no percibirá nítidamente contornos y detalles. Además, cada ojo ve una imagen diferente y si el cerebro no es capaz de solaparlas (converger) se producirá un efecto parecido a ver doble, ojo vago, dificultad para leer y escribir, lentitud en las tareas y un largo etcétera. En el caso del oído, el cerebro debe tener la suficiente capacidad de discriminación de frecuencias auditivas, por ejemplo si la persona es hipersensible a ciertas frecuencias, éstas las oirá mucho más altas (este niño se distrae con cualquier cosa, lógico si escucha los pájaros del parque como si estuvieran en su mesa) y esto sumado a la cantidad de ruidos que puede haber en un aula. También puede ser hiposensible a ciertas frecuencias, es decir dificultad para procesar esas frecuencias, pérdida de información. Esto son sólo unos ejemplos, pero también tenemos el sistema del tacto, la percepción vestibular y la integración de todos ellos.
¿Qué hacemos en Avanza asesores de estimulación? Asesoramos a los padres sobre la forma de reorganizar esa disfunción cerebral mínima pero suficiente para causarle fracaso escolar, déficit de atención, dislexia, hiperactividad... La forma de llegar al cerebro es a través de esos sentidos, a base de mandar estímulos a través de ellos para que se creen nuevas conexiones y mejoren las que no son correctas. Tras una evaluación funcional de la persona, conseguimos saber qué funciones su cerebro no procesa de forma correcta y en función de los resultados proponemos un programa de ejercicios individualizados a esa persona y serán los padres los responsables de realizarlos diariamente bajo nuestro continuo seguimiento y apoyo. Las visitas al centro se realizarán cada seis meses para ir ajustando los ejercicios al avance individual de cada persona.
Las formas de intentar solucionarlo van, desde la medicación para el TDAH, pasando por clases extraescolares, diversificación curricular, repetir curso... hasta el abandono y la desmotivación por parte del alumnado.
Podemos obtener diferentes posibles soluciones según vengan de parte de los profesores, de los psicólogos y pedagogos, logopedas y demás especialistas, todas ellas muy válidas pero incompletas porque trabajan las causas y no el origen del problema.
En Avanza asesores de estimulación nos dirigimos al origen del problema, es decir, al cerebro, ya que está constatado que en la mayoría de los casos los niños presentan una mínima disfunción debido a que el sistema nervioso no se ha desarrollado planamente. Una disfunción ligera pero suficiente para que dificulte el procesamiento de la información, de ahí la lentitud en sus respuestas y gran esfuerzo para comprender el mundo que les rodea. No es que se hagan vagos, si no que cuando atender al entorno educativo te supone tal esfuerzo lo lógico es desconectar para descansar, no es que no quieran, es que no pueden.
Lo que nos rodea llega al cerebro a través de los sentidos y si algo falla, por mínimo que sea, la información tarda más en procesarse o llega distorsionada. En el caso de la vista, por ejemplo, la función visual cerebral requiere de la adaptación pupilar y de una correcta actividad nerviosa de los músculos oculares y si algo de esto falla el cerebro no percibirá nítidamente contornos y detalles. Además, cada ojo ve una imagen diferente y si el cerebro no es capaz de solaparlas (converger) se producirá un efecto parecido a ver doble, ojo vago, dificultad para leer y escribir, lentitud en las tareas y un largo etcétera. En el caso del oído, el cerebro debe tener la suficiente capacidad de discriminación de frecuencias auditivas, por ejemplo si la persona es hipersensible a ciertas frecuencias, éstas las oirá mucho más altas (este niño se distrae con cualquier cosa, lógico si escucha los pájaros del parque como si estuvieran en su mesa) y esto sumado a la cantidad de ruidos que puede haber en un aula. También puede ser hiposensible a ciertas frecuencias, es decir dificultad para procesar esas frecuencias, pérdida de información. Esto son sólo unos ejemplos, pero también tenemos el sistema del tacto, la percepción vestibular y la integración de todos ellos.
¿Qué hacemos en Avanza asesores de estimulación? Asesoramos a los padres sobre la forma de reorganizar esa disfunción cerebral mínima pero suficiente para causarle fracaso escolar, déficit de atención, dislexia, hiperactividad... La forma de llegar al cerebro es a través de esos sentidos, a base de mandar estímulos a través de ellos para que se creen nuevas conexiones y mejoren las que no son correctas. Tras una evaluación funcional de la persona, conseguimos saber qué funciones su cerebro no procesa de forma correcta y en función de los resultados proponemos un programa de ejercicios individualizados a esa persona y serán los padres los responsables de realizarlos diariamente bajo nuestro continuo seguimiento y apoyo. Las visitas al centro se realizarán cada seis meses para ir ajustando los ejercicios al avance individual de cada persona.
Me interesa mucho el tema del fracaso escolar puesto que mi blog va en esa línea. En este tipo de trastornos de atención, resulta muy valiosa la atención que se pueda prestar al alumno para ayudarle a mejorar su atención. Enhorabuena por la labor de Avanza!
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